Sobre la tecnología y la sociedad

Posted on | sábado, 2 de octubre de 2010 | No Comments



Este fue el texto que incluí en la apertura de mi charla, y el que me dio pie para pensar la vista de rizoma para analizar las interconexiones que existen entre la tecnología, la ciencia y la sociedad.

Nací en 1970, en el mismo año que el Boeing 747 Jumbo tuvo su primer vuelo comercial, y justo después de que Armstrong pisara la luna. Para mí, tardar un día para llegar a Europa y cinco para llegar a la Luna es algo normal.

Viví la aparición del microprocesador, del correo electrónico, del videojuego, de Microsoft, de Apple, del control remoto moderno, de la videoconferencia, de las computadoras personales, de la impresión digital, del compact disc, de internet, del video disco, del celular, del DVD, de la fotografía, del video digital, de la agenda electrónica, la televisión color y la televisión digital. También presencié la fusión de tecnologías como la de la agenda personal y el celular, como así también la muerte de muchas otras.

Hay quienes proclaman que existen dos mundos. Uno que es el del papel, el del diario, el del libro impreso, el de lo arcaico, el que inminentemente va que a desaparecer; y otro que es el de las tecnologías de vanguardia, el de lo digital, el de internet, el de los libros electrónicos, el de las redes sociales, el de los blogs, el del mañana, el del futuro. Yo sólo veo uno, donde la tecnología y la sociedad son una masa en movimiento que se transforma. Donde los hijos, serán padres, y luego abuelos.

Las ideas se vuelven realidad, y esta realidad se vuelve algo común para después perderse en lo que llamamos cultura. Nuestra capacidad de adquirir nuevos conocimientos disminuye a medida que la generación de nuestros hijos trasciende ante nuestros ojos. Para nosotros el desconocimiento es molesto pero para ellos es simplemente algo natural. A temprana edad la necesidad de saber cómo funciona pierde importancia frente al hecho de que simplemente funciona.

Este mundo, el que conocemos, tiene innumerables interfaces que nos proveen información, pero la única razón por la que existen es porque nos conectan. El desafío de aquellos que producen tecnología de información para consumo masivo no es crear cosas nuevas, sino insertar estas interfaces que la soportan en el momento correcto, con el costo correcto.


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